domingo, 24 de junio de 2012

Las Palmas de Gran Canaria, cumple en este día 24 de junio, 534 años de su fundación.


CANARIAS AHORA

Cumple Las Palmas de Gran Canaria, en este día 24 de junio, 534 años de su fundación. Es todo un motivo de alegría para esta ciudad, enclavada en los abisales del Océano Atlántico, que tan primordial fuera en el Descubrimiento del Nuevo Mundo. Si bien, no podemos celebrarlo con el gozo requerido, ante tanta tristeza por las carencias laborales y otros sinsabores que nos afligen, derivado en tantas penurias económicas, que oprimen la vida lozana de tantas gentes de nuestra ciudad e islas.

Ya conquistadas Lanzarote y Fuerteventura, hubo un intento anterior para la programada invasión de la isla de Gran Canaria, por el normando Juan de Bethencourt, entre 1402 y 1404, fue impedida ésta por la aguerrida resistencia de los nativos de la ínsula. Para un posterior asedio de la Gran Canaria, sería nombrado en una nueva tentativa, por la reina Isabel de Castilla, el capitán Juan Rejón, experto en el oficio de las armas y avezado navegante. Para tal empeño conquistador, zarpó del puerto de Santa María, en Cádiz, el 23 de mayo de 1478. En la expedición conquistadora se pertrecharía con la compañía de 600 soldados y 30 de caballería. Después de un mes de ardua travesía marina, fondearon las naves en el refugio natural de Las Isletas. Bajaron a tierra para otear el litoral y los aledaños. Justo en el valle del Guiniguada, con frondosa vegetación (dragos, palmeras, higueras, etc.); agua potable en el barranco; y un terreno llano, apropiado para la seguridad, contra los ataques de los aborígenes grancanarios. Además de próximo a las carabelas ancladas en la ensenada. También intervino Fernán Guerra –según el historiador Rumeu de Armas–, que venía en otra misión conquistadora de la isla, partiendo el 10 de junio de 1478 del mismo puerto de Santa María, enviado por el propio rey Fernando el Católico (habiendo mantenido con el monarca varias audiencias, para la invasión inmediata de Gran Canaria). Aquél sería partícipe asimismo, junto al aborigen Juan de Telde, los que habían encontrado aquel lugar como más idóneo y embrión originario de la futura metrópoli.

Este afortunado emplazamiento de las tropas castellanas en la isla y en el lugar indicado, germen para la fundación de la ciudad Villa del Real de Las Palmas (como primigeniamente fuera bautizada la ciudad, donde se consolida hoy Vegueta), no les iba a ser tan cómodo y gratuito. Tuvieron que sufrir y defenderse de varias batallas con los feraces aborígenes, que se negaban a que se usurpara su tierra tan vilmente, por lo invasores extranjeros. Los autóctonos, briosos y expertos en batallas y emboscadas, fueron doblegados después de tantas reyertas, por los guerreros soldados castellanos, con sus modernas armas de fuego y sus eficaces estrategias militares. Los aborígenes vivían aún en el ‘neolítico’, en cuanto a sus modos guerreros y culturas de vida; los castellanos gozaban ya de la Era Moderna y de todas sus ventajas de progreso. Todo acabó en la batalla de Guiniguada. La isla fue conquistada por los castellanos, habiendo ganado diversas contiendas a los aborígenes en toda la isla, especialmente con la claudicación del Guanarteme de Agaldar. La última hazaña de los valerosos patriotas isleños, sería en la zona de La Fortaleza (hoy Santa Lucía), prefiriendo despeñarse por los riscos de Ansiste, al grito de ¡Atis Tirma¡, antes que humillados por los invasores de su tierra nativa, a su cultura como pueblo independiente y a ser esclavizados. Quedó la isla de Gran Canaria, abdicada a la Corona de Castilla el 29 de abril de 1483, después de cinco años de guerrillas contra los ocupantes castellanos.

El conquistador Juan Rejón, devoto de Santa Ana, que después de montado el primer refugio-campamento, a la izquierda del riachuelo Guiniguada, dio orden para que se instalase el primer templo, para la advocación a la citada virgen. Su objeto era animar a la soldadesca y cumplir los preceptos religiosos, en aquella inhóspita soledad de la isla, aún virgen de población y caseríos. Fue ubicado este templo en el mismo lugar donde se encuentra la ermita de San Antonio Abad. Pocos años después, y próximo a ésta, se comienza la construcción de la primera Catedral (que para tal fin se trasladó desde Sevilla el arquitecto, Diego Alonso Montade), por consejo monárquico castellano, otorgada por bula del Papa Inocencio VII, con el objeto de cristianizar a los canarios, y nombrase prelado. Tuvo como primer Obispo a Juan de Frías, trasladando la matriz eclesiástica desde el Rubicón, en Lanzarote. Continuó con el mismo nombre de Santa Ana y fue la primera Catedral construida por la Iglesia fuera del territorio europeo.

La Villa del Real de Las Palmas sería la primera fundación de una metrópoli por la Corona de Castilla en el Atlántico, en el año 1478. Fue la primitiva ciudad fundada mediante cédula Real, firmada durante el reinado de Isabel La Católica, allende sus fronteras territoriales peninsulares. La pequeña urbe se fue dotando de las instituciones oficiales precisas, para encarnar a la realeza castellana en el orden administrativo. En 1494 -ya descubierto el Nuevo Mundo-, los Reyes Católicos conceden a la ciudad un fuero para su organización político y administrativa: Ayuntamiento, Gobernador, Obispado, Tribunal del Santo Oficio, Real Audiencia de Cuentas, Gobierno Civil y Militar de Canarias. Y cuenta con la Plaza Mayor más antigua de España (según investigación de Alfredo Herrera Piqué), construida a principios del XVI, de índole oficialista, integrándose en ella todos los poderes civiles y religiosos. Dicha Plaza sería modelo para todo el territorio peninsular y de las nuevas, construidas en América, existiendo varias en similitud estructural y de funciones cívicas.

La Villa Real de Las Palmas, fue sin proponérselo y por su estratégica ubicación, testigo directo y partícipe en el Descubrimiento del Nuevo Mundo. Hizo escala en el refugio marítimo de La Isleta, el Almirante Cristóbal Colón (quien ya debía haber conocido las islas en sus viajes de cabotajes de marino en Portugal), en tres de los cuatro viajes que realizó el navegante a América. En los documentos manuscritos por el propio genovés, deja constancia en sus “Cartas del Descubrimiento”, de sus escalas en la isla de Gran Canaria. En primer viaje, camino de las Indias, relata su escala por la avería que sufriera la nao La Pinta, siendo reparada en la isla por los carpinteros y herreros establecidos en la isla. Construyendo un nuevo timón e hizo cambiar la vela latina de La Niña, por otra redonda. Reparadas, zarparían las tres naos de Gran Canaria el día 1 de septiembre, rumbo al Descubrimiento.

La isla y la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, participó asimismo en el Descubrimiento, por ser base logística de fondeo y reparaciones; penúltima tierra de ultramar de la Corona española (pasando por la Gomera, hasta el día 5 de septiembre). Ser la travesía apropiada por los vientos alisios del norte y las corrientes marinas que les impulsarían en la singladura; avituallas y sobre todo con la aportación agrícola de plantones y esquejes de cañas de azúcar para ser replantados en las Antillas. Con gran éxito, hasta ahora en cultivo y boyante economía, especialmente en el Caribe, llevada por los descubridores en las naos, en uno de los viajes de 1493. Los plantones de plataneras fueron igualmente embarcados a las nuevas tierras descubiertas, en viajes posteriores, en 1520, que procedían del convento de San Francisco de Asís de nuestra ciudad laspalmense. La tradición e historia colombina de esta urbe atlántica, está jalonada con el áurea de haber tenido en la misma a Cristóbal Colón y sus viajes a las Indias.

Nuestra capital fue también la primera ciudad portuaria fundada por la Corona en ultramar, y enlace clave entre los tres continentes, Australia y Extremo Oriente. Esta bahía de Las Isletas, por sus condiciones naturales, es la rada más sobresaliente del archipiélago, siendo una de las más apropiadas y seguras para el fondeadero de los buques en sus aguas, teniendo una excelente calidad en sus fondos marinos, que forman una larga plataforma arenosa. Se extiende desde La Isleta hasta San Cristóbal. Azocado este puerto natural al amparo de los vientos alisios del noreste y de las corrientes norteñas, aunque sean anómalas en fuertes temporales. La salida a mar abierto de los barcos, queda totalmente resguardada sin el menor peligro de zozobra o choque contra el malecón. Los fondeaderos de esta agraciada dársena lo constituyen, llamados de antiguo,: Puerto de La Luz, Comedurías, Marisco, Plátano y La Laja.

Este litoral portuario es dádiva de la naturaleza, y desde antes de sus albores como zona de abrigo marítimo, ha sido fundamental y el bastión imprescindible, para el desarrollo de Las Palmas de Gran Canaria y del resto archipielágico. Fue construido su primer espigón en 1883, por los auspicios del prócer grancanario Fernando León y Castillo, ocupando la certera de ministro de Fomento, e hizo las primeras labores de ingeniería portuaria, su hermano Juan. Aún hoy, se perpetúa con las gran importancia portuaria que disfruta, y continúa expansionándose en sus dársenas hacia el norte de la misma Isleta, con el nuevo Esfinge; e internamente en sus remozados diques y estructuras, para adaptarse a las nuevas exigencias de atraques, cargas y descargas en el moderno tráfico de buques.

jueves, 21 de junio de 2012

EL HIERRO



El misterio no ha desaparecido de El Hierro. La isla más pequeña del Archipiélago Canario conserva su medio como lo creó la naturaleza, apenas ha sufrido la actuación del hombre que no ha roto su armonía. Es la Isla oculta. 


Situada en la parte más avanzada del Atlántico y atravesada en la Punta de Orchilla, hace años, por el Primer Meridiano que marcaba el punto más alejado del mundo conocido antes del descubrimiento americano, El Hierro es la última tierra conocida al abismo del Atlántico. 


Con 278 kilómetros cuadrados y una altitud máxima de 1.501 metros, la pequeña isla del Archipiélago ofrece una serie de paisajes de enorme belleza de los que más de la mitad se encuentran protegidos por la Ley de Espacios Naturales. Destacan sus espectaculares acantilados, con desniveles que alcanzan los 1.200 metros, y sus retorcidas formaciones de lava que contrastan con las suaves llamadas cumbreras de la zona central. La vegetación, generosa y florida, es otro de los tesoros que encierra El Hierro.


El Hierro es la más occidental y meridional de las Islas Canarias (España). Pertenece a la Provincia de Tenerife. Su capital es Valverde, municipio donde se sitúan el Puerto de La Estaca y el aeropuerto insular. Además de Valverde, El Hierro cuenta con otros dos municipios: Frontera y El Pinar.


El 22 de enero de 2000 fue declarada por la Unesco como Reserva de La Biosfera. En la actualidad se desarrolla un plan impulsado por el Ministerio de Fomento para convertirla en la primera isla del mundo en abastecerse totalmente de energías renovables.


El nombre de la isla, Hierro, a pesar de lo que uno puede pensar proviene del lenguaje aborigen (Hero o Ecero) pero, durante la conquista, se transformó por similitud con la palabra castellana.


Los antiguos habitantes de la isla eran los Bimbaches.


El Garoé o Árbol Santo tenía un carácter sagrado para los aborígenes de El Hierro porque el agua que manaba de sus hojas y se recogía en una especie de estanque era suficiente para abastecer a sus pobladores, pues no existía ningún otro depósito de agua potable en la isla.


Cuando llegaron los conquistadores, siglo XV, los Bimbaches (Guanches Herreños) ocultaron el árbol, pensando que si los castellanos no encontraban agua se irían de la isla. Sin embargo, cuenta la tradición, que una doncella isleña enamorada de un español reveló a éste el secreto, recibiendo por tal acción y como castigo de su pueblo, la muerte.


Debido a su situación elevada, donde descargan los vientos alisios, el agua de las nubes se condensa en las ramas de los árboles y se precipita al suelo en forma de lluvia horizontal. Este fenómeno se produce en todas las cumbres de Canarias. La leyenda dice que el Garoé era un gran laurel que aseguraba la vida de los Bimbaches- los aborigenes guanches, de la Isla de El Hierro- proporcionándoles agua en cantidades suficientes para sobrevivir. A él acudían los Bimbaches para llenar sus zurrones de agua que luego serían transportados a los poblados de todos los puntos de la isla.


La mas pequeña del Archipiélago Canario.


Una delegación de la isla de Pascua ha visitado El Hierro con el objetivo de concretar un proyecto de cooperación en materia de desarrollo sostenible e iniciar la promoción internacional conjunta de los fondos y espacios marinos de ambos territorios. 


De esta forma, ambas islas aspiran a compartir las experiencias derivadas de la gestión de la Reserva Marina del Mar de Las Calmas, en El Hierro, al tiempo que el presidente del Cabildo herreño, propondrá el hermanamiento institucional de los territorios "más representativos de la insularidad en el Atlántico y en el Pacífico". 


Rapa Nui es "el "Ombligo del Mundo" y El Hierro se ha conocido históricamente como la "Isla del Meridiano Cero", hasta que se estableció la línea del meridiano en Greenwich.